04/11/2023
Se aplicará en Nueva Delhi, la capital. Se calcula que esta problemática reduce en 12 años la esperanza de vida de los habitantes
Preocupados por la fuerte contaminación ambiental, Nueva Delhi se dotó de “una sala de guerra verde” para hacerle frente a una problemática que, según las estimaciones de los expertos, reduce en hasta doce años la esperanza de vida de los habitantes de la capital de la India.
“La contaminación es una urgencia”, alerta Gopal Rai, ministro de Medioambiente de Delhi, territorio que incluye la capital y su región, una megalopolis de 30 millones de habitantes en plena expansión.
Nueva Delhi aparece regularmente entre las peores capitales del mundo en cuestión de calidad del aire. Un verdadero “aire-apocalipsis”, según Rai. Cada invierno, los niveles de PM2,5 (unas micropartículas cancerígenas que penetran en los pulmones y la sangre) a menudo se ubican 30 veces por encima del nivel máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un informe publicado en agosto por el Energy Policy Institute de la Universidad de Chicago aseguró que la contaminación reduce en 11,9 años de media la esperanza de vida de los habitantes de Nueva Delhi y en cinco años la de la población global de India.
Para abordar este problema que se arrastra de varias décadas, en octubre se inauguró un centro de coordinación de alta tecnología donde 17 expertos siguen a tiempo real en pantallas gigantes la evolución de la contaminación gracias a imágenes de satélites de la NASA y a sensores que miden el índice de calidad del aire.
Bautizado como “Green War Room” (la sala de guerra verde), el centro es una plataforma de coordinación vinculado a 28 agencias gubernamentales.
“Cuando la calidad del aire se degrada, alertamos a nuestros equipos en el terreno y estos actúan inmediatamente”, explica Anurag Pawar, ingeniero medioambiental de esta “War Room”. Esta actuación puede consistir en avisar a una fábrica contaminante, extinguir un incendio en un vertedero, detener coches emisores de humo o fuegos artificiales ilegales o enviar camiones a rociar agua para asentar el polvo en el aire.
Pero esta unidad nada puede hacer para combatir una de las principales causas de la contaminación: las quemas agrícolas, responsables de una humareda tóxica amarillenta que, junto a las emisiones industriales y automóviles, asfixian Nueva Delhi cada invierno.