06/11/2023
Desde Estados Unidos hasta Australia, se utiliza esta técnica para replantar áreas devastadas por incendios forestales o por actividades humanas
Las hélices del drone se pusieron en marcha, se desdibujaron al ganar velocidad y llenaron el aire de un zumbido mecánico. En cuestión de segundos, el enorme aparato con forma de insecto se elevaba por encima de una extensión de tierra arcillosa roja, una de las muchas que se extienden como cicatrices por las onduladas colinas del sur de la isla.
Mientras el operador maniobraba la máquina por el cielo con un mando de mano, decenas de pequeñas bolas de color tierra salían de una tolva situada en la parte inferior del drone y llovían sobre el paisaje. Cada terrón, del tamaño de una moneda de diez centavos o de 25 centavos, estaba repleto de semillas.
Investigadores y ejércitos de voluntarios han intentado restaurar los exuberantes paisajes históricos de la isla del Pacífico. Sin la vegetación original, el suelo expuesto se erosiona con las fuertes lluvias, enrojeciendo los ríos y arroyos con sedimentos que pueden contaminar las fuentes de agua potable y asfixiar los arrecifes de coral río abajo.
Pero llegar a algunas de las zonas erosionadas puede llevar varias horas de caminata. Entretanto, con el cambio climático, la isla está siendo azotada por tormentas más extremas, como el supertifón Mawar en mayo de 2023, uno de los peores eventos de este tipo que han azotado la isla en décadas.
“Hemos estado plantando miles y miles de árboles”, dijo Austin Shelton, que supervisa un proyecto llamado Restauración de cuencas hidrográficas en Guam (GROW). “Sigue siendo como poner una tirita en un agujero de la alcachofa de la ducha”.
Desde el oeste de Estados Unidos hasta Australia, los administradores de tierras están empezando a desplegar drones para lanzar semillas sobre zonas devastadas por incendios forestales e inundaciones, o dejadas estériles por la tala y otras actividades humanas. Según el Instituto de Recursos Mundiales, en 2022 el planeta perdió 4,1 millones de hectáreas de bosque primario tropical, lo que equivale a 11 campos de fútbol por minuto.