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16/09/2022

Día nacional del almacenero: ¿por qué se conmemora el 16 de septiembre?

Desde hace un tiempo se estableció a nivel nacional el Día del Almacenero el 16 de septiembre, aunque se desconoce por qué se eligió este día para recordarlos ya que no se trata de un hecho puntual, sino más bien una decisión del Centro de Almaceneros

Hoy, viernes 16 de septiembre, como de costumbre, se celebra el Día del Almacenero en la Argentina. Si bien tiempo atrás se conmemoraba el tercer jueves del corriente mes, hace unos años se pasó al 16. Conocé el motivo. Desde hace un tiempo se estableció a nivel nacional el Día del Almacenero el 16 de septiembre, aunque se desconoce por qué se eligió este día para recordarlos ya que no se trata de un hecho puntual, sino más bien una decisión del Centro de Almaceneros.

Los almacenes están ligados de manera directa a la inmigración, sobre todo a los millones de españoles e italianos que escaparon de la guerra y la miseria de Europa para refugiarse en la Argentina. Fue durante la primera mitad del siglo XX cuando la gran mayoría desembarcó en estas tierras para empezar una nueva vida. El convertirse en almaceneros los ayudó a la integración barrial y ciudadana de forma casi automática.

 

A pesar de los cambios ocurridos en el rubro de la venta de alimentos y a la proliferación de los grandes comercios, todavía quedan almacenes con largas mesadas y antiguas balanzas donde se respira la historia de estos establecimientos que eran –y en muchos casos, siguen siendo– el centro del barrio, y un trabajo a tiempo completo: de lunes a domingo para sus propietarios.

Precisamente, una de las características de este negocio en la actualidad (ya sea almacén, supermercado de barrio, autoservicio o polirrubro) es que casi siempre son sus dueños los que están al frente del mostrador.

Los almacenes en la historia

En tiempos remotos, la gente se abastecía en almacenes de ramos generales o en pulperías, sobre todo en el campo. Con el transcurso del tiempo, en cada pueblo, barrio o vecindario hubo un almacén, mejor o peor provisto, pero infaltable en el paisaje urbano.

El almacén de barrio, atendido por sus dueños inmigrantes quedó inmortalizado en el imaginario argentino gracias al "Almacén Don Manolo", creado por Quino en Mafalda.

Allí se compraban comestibles y artículos de primera necesidad. La mayoría de los productos se vendían sueltos: aceite, azúcar, fideos, yerba, crema, según el peso que el almacenero sopesaba a ojo y confirmaba la balanza. Luego se envolvían en papel de estraza, cerrado con nudos tipo empanada. No había bolsas de polietileno, solo de papel madera.

 

La yapa y el fiado eran una institución. La clientela habitual gozaba de la prerrogativa de contar con una libreta donde se anotaban los consumos, usualmente con el lápiz de tinta que el dueño del local colocaba sobre su oreja una vez asentada la anotación.