17/11/2024
Un estudio, que resultó premiado en el congreso más importante de medicina respiratoria del país, midió la correlación que existe entre el aumento de la contaminación del aire y el incremento de los síntomas respiratorios en niños tucumanos
En Tucumán es común que, de mayo a octubre, cueste respirar el aire, que veamos a muchas personas con síntomas respiratorios como rinitis, problemas de garganta y tos e inclusive personas con conjuntivitis.
Esto ocurre justo en los meses que concentran la mayor actividad industrial de la provincia, cuando también se reportan muchos casos de quemas de cañaverales y de pastizales.
Un estudio, que resultó premiado en el congreso más importante de medicina respiratoria del país, midió la correlación que existe entre el aumento de la contaminación del aire y el incremento de los síntomas respiratorios en niños tucumanos.
La investigación estuvo a cargo de los médicos: Héctor Altieri (neumólogo); Roque Baldasaria (neumólogo), el secretario y el subsecretario de Innovación, Desarrollo y Extensión de la Facultad de Medicina de la UNT, Juan Carlos Santos y Rodrigo Marañón. También participaron los investigadores: Aída Ben Altabef, Rodrigo Gibilisco y María Marta Sáez, de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia. Rodrigo es responsable de la iniciativa Breathe2Change en Tucumán; Ben Altabef es la directora del Laboratorio de Estudios Ambientales (LEA), que forma parte del INQUINOA, un instituto de doble dependencia entre la UNT y el CONICET y, Sáez, es integrante de la Fundación Breathe2Change.
Los médicos tucumanos lograron identificar un incremento de los síntomas respiratorios de niños, de entre 7 y 11 años, de escuelas de la provincia y correlacionar esos resultados con los datos obtenidos por la red de monitoreo de la calidad del aire en Tucumán. El monitoreo se realiza por medio de sensores, que fueron previamente instalados en escuelas del interior y de la capital de la provincia y en la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia. La red de monitoreo de la calidad del aire es coordinada en forma conjunta por el LEA, la Fundación Breathe2Change y la Subsecretaría de Medio Ambiente de Tucumán, que depende del Ministerio de Producción de la Provincia.
Los módulos sensores captan pequeñas partículas que hay en el aire, que se llaman “material particulado”. Esto genera mucha información por minuto que luego se comunica a una plataforma en la web, que puede ser accesible desde cualquier lugar. Para medir la calidad del aire, se utilizan mecanismos como la electroquímica, el infrarrojo no dispersivo y la dispersión de la luz.
Elegidos entre 700 trabajos
Los tucumanos recibieron el primer premio en el 52º Congreso Argentino de Medicina Respiratoria, que se realizó entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre en Mendoza, dónde se presentaron 700 trabajos. El estudio comparó los síntomas respiratorios de los niños en dos períodos distintos del año: uno con alta contaminación (debido a la quema de caña de azúcar y de pastizales y a otros contaminantes del aire) y otro, con niveles de contaminación más bajos. Los resultados mostraron un vínculo directo entre la exposición a partículas muy pequeñas de contaminación del aire y el aumento de los síntomas respiratorios.
Del estudio participaron 2 mil niños
El estudio se realizó en 2 mil niños de 12 escuelas dispersas en el interior de la provincia y en San Miguel de Tucumán. Tomó los datos de la contaminación del aire por partículas, recabados por la red de monitoreo, y los correlacionó con el estado de salud de esa población infantil. Participaron niños de 7 a 11 años, de escuelas de capital, Yerba Buena, Leales, Burruyacú, Tafí del Valle, Chicligasta y Monteros, entre otras.
El neumólogo Héctor Altieri mencionó que los síntomas que más se repitieron en los niños en la época de mayor contaminación ambiental de Tucumán fueron: bronquitis, tos, falta de aire, silbidos. Las mediciones de los síntomas de los estudiantes se registraron en dos periodos: en el de zafra y en el interzafra, dónde casi no se registran quema de cañas ni de pastizales.
Rodrigo Marañon describió que se aplicaron encuestas escritas a los alumnos en dos momentos del año diferentes, dónde les preguntaron cómo estaban de síntomas respiratorios en esa semana. “En las encuestas se pudo ver que, desde mayo a octubre, pero principalmente en julio y agosto, hay mayores síntomas de irritación respiratoria. Cuánto más partículas hay, más síntomas respiratorios se registran”, resumió el profesional
Partículas 30 veces más finas que un pelo
Juan Carlos Santos indicó que las partículas que miden los sensores de monitoreo de la calidad del aire son micropartículas. “Tienen 2,5 micras, son invisibles a simple vista y son 30 veces más finas que el diámetro de un pelo. Se encuentran en el aire cuando hay humo, tierra y son producto de la contaminación: de la quema de caña de azúcar, de pastizales, de los restos de residuos domésticos, de lo que quemamos en los jardines, en definitiva es producto de las actividades humanas”, detalló.
Finalmente, Altieri reflexionó que, si la contaminación que afecta la salud de las infancias es producto de la actividad humana, puede evitarse o reducirse. Agregó que el mensaje que quieren dejar a la sociedad es que, gran parte de esa contaminación se puede evitar, para que los chicos tengan mejor estado de salud y, al mismo tiempo, para cuidar el ambiente.